Por Carlos Jeremías Girón R.
En el vértice del tiempo
giro y callo,
para no mencionar
tu nombre,
vuelvo
sobre mis huellas borrosas
en la bruma
del reloj
que mata los segundos.
Mil palabras
en silencio sepultadas
entre la verdad incierta
de tanta calma
y tanto desconsuelo
forman
mi canción para ti
en esta hora
de tu ausencia
de todos los días.
Con toda
y sin ninguna distancia
siguen enredándose
nuestras palabras
para decir mucho,
pero no todo,
mientras el alma
se enternece angustiada
por saber que estás cerca
para no ser mía.
El cielo taladrado
por aves obscuras
se desangra
en las noches estrelladas.
San Pedro Sula 9-4-89
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