jueves, 8 de diciembre de 2011

(Prosa) - Una lágrima por el pasado - J. Ant. Zuniga A.

Chichigalpa, Nicaragua.

José Antonio Zuniga Avellán (Nicaragua)

* * * * *

Hay unas huellas en mi camino incierto, unas huellas descalzas que me guían hacia un mundo que yo creía muerto y que revive a través de mi agonía.
Resuenan como yendo hacia el futuro y borran tras de sí todo vestigio, toda carne que se pudre entre los muros del fúnebre portal del cementerio.
El rumor que acaricia los portales es mi pasado recordado en blanco y negro, abismado confín, allá en mi pueblo escenas ahogadas, fotos falsas, y el laurel viejo en la casa de mi padre ya no resucita su sombra fresca.
Y mi pueblo ya no existe en ningún mapa, el mapa era yo mismo y lo he matado. Tú misma te mataste Chichigalpa hace ya tiempo que tu ya estabas muerta y hoy te suplanta una figura extraña.
Hoy la muerte es una melodía que se apaga un espedir al mundo hasta quedarse sordo, un reloj que no dice la verdad, un mástil roto de guitarra que espera
el último lamento con herrumbrosas cuerdas en una casa sola.
Esta mañana desperté llorando.
Están callados todos los ruidos de mi vida.
En el aire hasta el oxígeno se arrala mientras los hospitales se llenan de dolor.
Y la alegría de los niños invisibles que habitan las esquinas como sombras están callando a gritos.
Y, sin embargo, la vida sigue palpitando como tambor que arranca los gemidos es como el tic tac de un corazón llorando porque agonizan sus latidos.
Aún con el espíritu roto, pido al Cielo que tenga veinte años menos para siempre, y que escuches la canción secreta que mi madre hizo cuando era un niño entre sus brazos.

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